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Crítica de «Un invierno en la playa» (2013)

9 julio, 2013

Cuando te has propuesto escribir sobre una película en concreto, Antes del atardecer por nombrar una de las estrenadas recientemente, y de pronto aparece otra que interfiere con tanta fuerza que te provoca unas irrefrenables ganas de contar cosas, es preferible ponerse delante del folio en blanco o del teclado del ordenador y dejar fluir las distintas sensaciones que se agolpan y pugnan por salir intentando ordenar de forma coherente el cúmulo de ideas para que tomen forma y el discurso no aparezca deslavazado y disperso a los ojos del potencial lector. Lo cierto es que estas líneas iban a girar en torno a los 18 años de historia de amor de Jesse y Celine repartidos en los tres famosos  Antes de… pero tras dejar pasar de largo una de las películas del año, si no La Película,  Las ventajas de ser un marginado, sin escribir una letra al respecto en esta ocasión no podía ignorar un trabajo delicioso, interesante, con poso, excelentemente escrito, con unos personajes perfectamente dibujados e interpretados y que se ve con una sonrisa permanente.

CONNELLY Y EX MARIDO

A priori a Un invierno en la playa no le pides mucho, partiendo de que ya el título directamente aleja a muchos espectadores potenciales de las salas (un nuevo patinazo de la distribuidora española de turno). Esa es probablemente la razón de que sorprenda tanto, en el sentido positivo, de que supere con creces las mínimas expectativas que cualquiera pudiera haberse creado.

HIJO Y SU CHICA

Este filme seduce y engancha desde el primer plano, desde las primeras palabras que además de escucharse aparecen escritas en pantalla con tipografía que simula la caligrafía de quien las pronuncia. Mirarla dolía. Recuerdo que era tan hermosa que mirarla me dolía. Como dice uno de los personajes posteriormente, este podría ser perfectamente el principio de un buen libro, un buen gancho para atrapar al lector desde la primera frase, de la misma manera que es el punto de partida de una buena película, de esta película. Una forma sencilla, con un detalle nimio pero capital, de captar la atención y de ir ganándose al espectador poco a poco. Así sucede al presentar a los tres personajes principales de esta tragicomedia, cada uno desde su peculiar forma de escribir. El primero que hemos visto, un adolescente obnubilado por su compañera de pupitre; su hermana, una universitaria alérgica al amor pero que no le hace ascos al buen sexo; y el padre de ambos, un divorciado, que por alguna razón sigue esperando que su ex mujer regrese. Los tres, escritores, como reza el título original (Writers) con el que la película se presentó en septiembre del año pasado en el Festival de Toronto.

los 3

Así que lo del invierno en la playa se queda en mera anécdota, en la ocurrencia trasnochada del iluminado de turno. Lo que realmente subyace debajo de todo esto es una reflexión bastante más profunda sobre la experiencia en la vida trasladada a la creación literaria.  Yendo más lejos, se nos habla sobre la vida en sí misma, sobre vivirla intensamente para poder plasmarla negro sobre blanco o dejarla pasar a un lado mientras se te va escapando de las manos, sobre el amor con sexo o el sexo con amor (aunque sin dejar de lado el sexo sin amor), desde el punto de vista masculino o femenino, desde el principio de la edad adulta o desde la madurez. Una apuesta importante, una carga de mucha profundidad para tratarse de una primera película.

COLLINS Y KINNEAR POR LA PLAYA

El responsable de todo esto, Josh Boone, debuta en la dirección con este guión propio, trabajado, redondo, intenso, donde los personajes dejan de serlo para convertirse en personas. Son complejos, intrincados, profundos y se encuentran muy pegados a la realidad y aparecen dentro de una historia que hace que te reconcilies con ese buen cine que se esconde debajo de las piedras y que te sientes afortunado de encontrar de vez en cuando, ese que, cuando esto sucede, intentas acercar a cuanta más gente mejor. Si algo habría que achacarle al novato cineasta sería cierta impericia a la hora de realizar, de planificar determinadas secuencias, algo menor, en este caso, en comparación con el texto y con una magnífica elección de intérpretes y con una no menos estupenda dirección de los mismos.

lerman y collins ok 

Porque no hemos dicho nada hasta ahora pero es que el hecho de ver aparecer en los primeros diez minutos de metraje a todos y cada uno de los componentes del insuperable elenco de Un invierno en la playa hace que la sonrisa de satisfacción se amplíe por momentos. Además de la estimulante presencia de Greg Kinnear y Jennifer Connelly nos encontramos con Logan Lerman, el protagonista de Las ventajas de ser un marginado y Lily Collins (sí, la hija de Phil), la Blancanieves de la versión con Julia Roberts que acaba de dar el salto y definitivamente ha dejado de ser “hija de” para convertirse en una actriz con mayúsculas. Y si de postre aderezamos todo con una gotas de Raymond Carver y Stephen King, ¿qué más se puede pedir para refrescarnos del pegajoso calor estival?

 Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.

Copyright de las imágenes © 2013 Informant Media, MICA Entertainment. Cortesía de DeA Planeta Home Entertainment. Reservados todos los derechos.

 

 

Un invierno en la playa

Director: Josh Boone

Intérpretes: Greg Kinnear, Lily Collins, Jennifer Connelly

Duración: 97 min.

USA, 2013

 

From → Estrenos

One Comment
  1. Ya que la mencionas en la crítica, como una de las mejores películas del año pasado, podrías hacer una crítica de «Las ventajas de ser un marginado» , si te apetece claro. Me han entrado ganas de ver» Un invierno en la playa».

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