Crítica de «Nader y Simin, una separación»(2011) – Estreno en España 7-Octubre-2011

Película iraní. Plano fijo. El encuadre tan sólo enmarca a dos personas, un hombre y una mujer, sentados en sendas sillas mirando al frente. Tras ellos una pared blanca. Duración del plano secuencia, unos cinco minutos. Tópico: si estamos hablando de una cinematografía exótica cuyos rasgos característicos responden a un cine contemplativo, de ritmo exasperadamente lento en ocasiones, que cuenta historias sencillas, a veces con cierta ingenuidad, esto tiene pinta de otro trabajo similar a lo que antes nos han presentado directores como Kiarostami o la saga de los Mahkmalbaf, procedentes de la antigua Persia. Error. Los dos actores se enzarzan en una intensa discusión motivada por las circunstancias que los tienen ahí reunidos. Sus personajes se están separando, ella quiere dejar el país junto a su hija para procurarle un mejor futuro pero él se opone porque ha de cuidar a su padre enfermo y no quiere renunciar a la niña, y exponen al juez, que se situaría en el punto de vista del espectador, sus diferentes argumentos sobre el asunto. La intensidad y el ritmo de la conversación es tal que, lejos de encontrarnos ante una película iraní al uso, más bien parece que lo que estamos viendo y escuchando nos acerca más a esa secuencia trepidante repleta de diálogos acerados e ingeniosos que abre un filme que se podría encontrar perfectamente en las antípodas de éste, La red social de David Fincher. El resultado final en cuanto al espectador es el mismo. Una secuencia inicial que te deja sin aliento, que te mete de lleno en la historia y ante la que te preguntas si será posible mantener el mismo ritmo y el nivel de interés durante los siguientes 118 minutos. Con dos principios similares a los que siguen dos desarrollos muy diferentes lo cierto es que finalmente nos encontramos ante dos grandes trabajos.
La solidez del guion de Nader y Simin, una separación es una de las importantes bases sobre las que se sustenta esta maravillosa película. A través de esta historia adulta sobre las consecuencias que provoca una separación en la vida de dos familias podemos adentrarnos y conocer una sociedad tan extraña a nosotros como la iraní. Lejos de los tópicos asociados a las culturas y los regímenes que gobiernan en los países de Oriente Medio este filme nos asoma, desde dentro, a la vida en Teherán, a gente intensamente religiosa y no tanto, a hombres y mujeres que se guían más por las tradiciones y a otros más aperturistas. Simplemente esto ya supone un aliciente para acercarse a esta película. Pero, adentrándonos más en el corazón del argumento y en sus personajes, nos encontramos ante una historia bien contada, adulta, coherente, real, sacada de la vida misma y reflejo de ella, perfectamente estructurada y narrada, tan, tan bien escrita y filmada que no se le ven las costuras, el mecanismo detrás de todo, los trucos de guión. A nuestros ojos simplemente es un trozo de las vidas de varias personas que se entrecruzan. Como ya comentamos a la hora de hablar de Win win, ganamos todos nos encontramos ante gente que intenta hacer las cosas como es debido, buenas personas que en situaciones complicadas intentan mirar por los suyos y que en determinadas circunstancias pueden meter la pata gravemente. Así pues, esta no es una historia de buenos y malos y eso la hace doblemente interesante y atractiva.
Por último, pero no por ello menos importante, hay un director detrás de esta historia. Alguien que se ha preocupado de la forma en la que dar vida a sus propias palabras escritas en las páginas del guión. El que Asghar Farhadi haya escrito y dirigido Nader y Simin, una separación ha enriquecido el resultado final. La elocuencia con la que muchos planos de la película nos hablan sin necesidad de utilizar palabras es abrumadora. La fuerza de las imágenes, la planificación de las secuencias, el ritmo narrativo y la conjunción de las maravillosas interpretaciones de sus protagonistas hacen de ésta una de las películas más fascinantes vistas en mucho tiempo porque igualmente fascinantes son las relaciones humanas y todo lo que tiene que ver con ellas. Asghar Farhadi ha tenido problemas en su país incluso para que su película fuera elegida para representar a Irán en la próxima edición de los Oscar, pero finalmente estará en la carrera y con muchas posibilidades de ganarla. Me gustaría terminar esta crítica con las palabras que el jurado del Festival de Berlín utilizó para galardonar al filme con los premios a la mejor película, al mejor actor y a la mejor actriz: “sus personajes expresan las contradicciones y la pugna interna de una sociedad en busca de la modernidad, pero a su vez muy anclada en la religión y en sus tradiciones”.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright de las imágenes © 2012 Asghar Farhadi. Cortesía de Golem Distribución. Reservados todos los derechos.
NADER Y SIMIN, UNA SEPARACIÓN
Dirección: Asghar Farhadi
Intérpretes: Peyman Moaadi, Sareh Bayat, Leila Hatami
Duración: 123 min.
Irán, 2011
Muchas gracias por esta recomendación de cine iraní Manu, qué bien contada está la historia, cada personaje con mucha miga y mucha carga emocional, y cómo se va enredando la trama.
Contiene muchos elementos para la reflexión y el análisis.
Muy recomendable para trabajar contenidos sociales, de multiculturalidad, procesos de separación, resolución de conflictos, la solidez de creencias y convicciones, principios éticos y valores, dilemas morales, atención a la infancia, el impacto sociolaboral de la religión atendiendo al género, cuidados a dependientes, empatía, … inagotable. Como tú dices, y comparto, habla de lo fascinante de las relaciones humanas
Me gustaMe gusta
Me alegro mucho de que mis recomendaciones no caigan en saco roto. En serio, esta película merece mucho la pena. Ya veo que estás puesta en contenidos sociales y que has podido sacarle a la película mucha más miga de la que yo le saqué en su día. Gracias por tu comentario, Oliveria.
Me gustaMe gusta