Crítica de «Origen» (2010) – Estreno en España: 6-agosto-2010

“La persistencia de la memoria” Dalí (1931), “Cisnes que se reflejan como elefantes” Dalí (1937), “Manos pintoras” Escher (1948), “Relatividad” Escher (1953). La verdadera genialidad no estriba en la concepción de ideas revolucionarias, que se salgan de lo normal, avanzadas a su tiempo. La verdadera genialidad reside en la capacidad de plasmar y transmitir esas ideas de un modo personal e intransferible de forma que puedan ser percibidas por cualquiera que se coloca delante de un cuadro o que se sienta a ver una película. Christopher Nolan añade una nueva vuelta de tuerca a la sorprendente evolución de una filmografía plagada de películas impactantes con Origen, en la que se aprecian claras influencias de la genialidad, la osadía, el surrealismo y el mundo onírico de Salvador Dalí y el asombro y la habilidad de un visionario, artista de lo imposible y creador de ilusiones ópticas como Maurits Escher. A partir de ahora Nolan va a formar parte de este grupo de artistas que, adelantándose a su tiempo, han explorado el mundo de los sueños y de las paradojas visuales y nos han regalado imágenes que perdurarán para siempre en nuestras retinas.
Como en su primer gran éxito, Memento, Nolan establece las reglas del juego en los primeros 15 minutos de metraje sumergiendo al espectador en una determinada forma de narrar que va a sucederse durante el resto de la película. La peculiaridad en este caso estriba en que vamos a ver cómo los protagonistas son capaces de meterse en los sueños de otros e incluso de manipularlos para introducir ideas en sus mentes. La arquitectura imposible que puede surgir en un mundo onírico que mana de la imaginación propicia una dirección artística espectacular. En este caso se ha optado por un estilo realista con toques de paradoja visual, influencia del holandés Escher, más que por adentrarse en terrenos más oscuros, barrocos, coloristas y recargados como han hecho otros filmes de temática similar como Más allá de los sueños. La visión del Nolan realizador se une al gran trabajo de su colaborador habitual el director de fotografía Wally Pfister para conseguir un resultado impecable en lo que a imagen se refiere. El director británico realiza un fantástico despliegue de su talento en la espectacular secuencia del pasillo del hotel en la que consigue algo nunca visto a la hora de rodar una secuencia de acción, situándose a la altura de las innovaciones que los hermanos Wachowski introdujeron en Matrix.
El perfecto subrayado a este espectáculo audiovisual lo aporta otro sospechoso habitual de los equipos de Nolan, el compositor Hans Zimmer gracias a una potente y magnifica banda sonora. El guión en un momento determinado realiza una narración paralela a cuatro niveles jugueteando con la suspensión temporal, estirando y encogiendo el tiempo. Un plano detalle de un reloj de agujas cuyo segundero cambia de velocidad repentinamente se convierte en pariente cercano de los relojes blandos con los que Dalí retorcía el tiempo en mitad de sus desasosegantes paisajes irreales. Nolan ha creado así un juego de muñecas rusas con esta laberíntica historia en la que ha querido retratar de alguna manera la arquitectura de la mente, el mundo de anhelos, ideas y miedos que se ocultan en los recovecos del subconsciente, tomando como referencia la torturada personalidad del protagonista encarnado brillantemente por un Leonardo DiCaprio cada vez más cercano a un Oscar que se le resiste. El reparto se completa con un ramillete de actores y actrices de lo mejorcito que nos brinda el panorama actual, casi todos candidatos o ganadores del Oscar. Desde la veteranía de Michael Caine, Tom Berenger o Pete Postlethwaite a la insultante bisoñez de Ellen Page pasando por la elegancia de Marion Cotillard, la revelación de Joseph Gordon-Levitt o la sobriedad de Ken Watanabe o Cillian Murphy. Un elenco internacional procedente de Inglaterra, Irlanda, Estados Unidos, Japón o Francia.
Sin ninguna duda nos encontramos ante una obra maestra y un paso adelante en la forma de hacer y concebir el cine. Como los grandes genios Christopher Nolan es un adelantado a su tiempo. Su destreza para reflejar el mundo onírico al que todos nos acercamos noche tras noche es comparable al genio de Dalí para plasmarlo en un lienzo y a la habilidad de Escher para crear paradojas visuales e ilusiones ópticas. Christopher Nolan es al cine lo que Dalí y Escher a la pintura.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright de las imágenes © Warner Bros., Legendary Pictures, Syncopy. Cortesía de Warner Bros. España. Reservados todos los derechos
ORIGEN
Director: Christopher Nolan
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Joseph Gordon-Lewitt, Ellen Page
Duración: 148 minutos
USA, 2010