La función terapéutica de la escritura y la lectura – Crítica de «La Sociedad Literaria y el pastel de piel de patata» (2018)

Quien más quien menos, es capaz de ubicar la isla de Guernsey en el Canal de la Mancha, entre el Reino Unido y Francia. El conocimiento de este que escribe se circunscribía a esa circunstancia y la sorpresa, al tirar de la versión moderna del sempiterno atlas, el Google Maps, ha sido hallarla mucho más cerca del continente, frente a las costas de la Baja Normandía, que del suelo de Gran Bretaña, a cuyo territorio pertenece. Esta localización, hoy en día un paraíso fiscal, resultó clave y perjudicial para sus habitantes durante la Segunda Guerra Mundial. El ejército alemán, que ya había ocupado el país galo, se hizo fácilmente con la ínsula en su afán por acercarse a Londres en un episodio tan poco conocido como interesante.
Nada más llegar, los soldados nazis requisaron todos los cerdos de las granjas y los enviaron como abastecimiento para las tropas que quedaban en Europa. A cambio, obligaron a los locales a cultivar patatas y a alimentarse de ellas. La creación de la sociedad literaria que da título a esta película encubrió un banquete clandestino con un delicioso cochino asado y un no tan exquisito pastel de piel de patata al servir como pretexto para evitar la detención a manos de una patrulla teutona.
Este contexto histórico sirve de base a la trama que narra el viaje a Guernsey en la inmediata posguerra de una escritora en plena crisis creativa que, en su intención por conocer a los miembros de tan singular club de lectura y escribir un libro sobre sus experiencias durante la contienda, crea un inesperado vínculo con los residentes.
Este guión se encuadra en la tradición de novelas epistolares adaptadas a la gran pantalla, siguiendo los pasos de Las amistades peligrosas, La pesca del salmón en Yemen o, la más cercana en cuanto al fondo literario de las misivas, 84, Charing Cross Road. Bajo la sabia dirección de un Mike Newell que vuelve a sus mejores registros, los de Donnie Brasco y Cuatro bodas y un funeral, se construye, con un estilo académico, un relato de suspense en el que van surgiendo detalle por detalle, como miguitas de pan, los elementos que van a reconstruir el misterio que reside entre esas gentes que han tenido que hacer frente a situaciones límite como las que propicia un conflicto armado. De esa forma se dan cita, y conviven sin problemas de entendimiento, géneros como el bélico, el dramático y el romántico, sin renunciar a unos toques de comedia.
Con un reparto sobresaliente que une prestigiosos veteranos y jóvenes talentos del panorama interpretativo británico, Newell ha pergeñado una oda a la lectura, a sus efectos curativos en la persona, pero también en el grupo que se reúne para compartirla, además de a la creación literaria, a las maravillas que negro sobre blanco nos llevan asombrando desde la invención de Gutenberg y, en última instancia, a la necesidad de escribir como modo (terapéutico) de dar salida a nuestro torrente interior.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos
Copyright imágenes © Blueprint Pictures, Mazur/Kaplan Company, Studio Canal. Cortesía de A Contracorriente Films. Reservados todos los derechos.
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata
Dirección: Mike Newell
Guión: Don Roos, Kevin Hood y Thomas Bezucha, basado en la novela de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows
Intérpretes: Lily James, Michiel Huisman, Tom Courtenay
Música: Alexandra Harwood
Fotografía: Zac Nicholson
Duración: 124 min.
Reino Unido, Francia, Estados Unidos, 2018
Yo leí el libro hace ya algunos años y es entretenido y curioso. Cuando lo leí descubrí al igual que tú, la cercanía a Francia.
Una amiga que la vio en Alemania, allí se estrenó este verano, me la recomendó. Iré a verla.
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Vi la película por Netflix y me encantó. Tal cual lo decís, es una oda a la lectura, bella y provista de una profunda humanidad!
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Excelente crítica, siembra la semilla del deseo de verla en una lectora empedernida como yo. Gracias.
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Muy buena crítica de una Gran Novela.
Apuntada para verla.Un abrazo Manu y gracias. 😙
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Hola Manu, yo la vi y me encantó. Con decirte que tuve piel de gallina cuando estuvo el megaconcierto , ya digo todo, jijijiji
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Bonita película, ambiente y fotografía al puro estilo británico. Actualmente la producción británica en series y películas son estupendas. Tienen una elegancia y una puesta en escena muy cuidada. Yo también busqué la isla de Guernsey al Google earth para ubicarla. 🙂
El título desconcierta como películas como tomates verdes fritos…detrás hay una buena película.
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Descubrí esta película por tu blog, un día que terminé haciendo un listado de películas pendientes de ver. Como lectora, puedes imaginarte la curiosidad que sentí al leer el título.
Me ha parecido una verdadera joyita, cargada de simbolismo, porque al final esa sociedad literaria es el símbolo de la libertad; cargada de contrastes (las flores caras del diplomático vs las lilas enternecedoras de Dawsey); cargada de paisajes excepcionales (supongo que es un marco idílico para disfrutar de un descanso vacacional); y de una profundidad tal que te hace reflexionar.
Siempre he pensado que escribir es terapeútico. Escribo a diario desde los catorce años, así que sé de lo que hablo. Pero escribo para mí la mayor parte de las veces, con escribir un poco cada día libero todos los fantasmas interiores y siempre me siento mejor, es como si me liberara.
No estoy tan de acuerdo con que leer tenga efectos terapeúticos: como tengas preocupaciones no te centras en la lectura de ninguna de las maneras posibles.
En resumen, la película merece la pena, aunque es previsible.
Saludos!!
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