Cine Fórum «Rashomon» – Castillo de Marcilla, 3-6-16 – Moderado por Manu Zapata

Ayer viernes 3 de junio volvimos al incomparable marco que es el Salón de Actos del Castillo de Marcilla para ver una obra maestra del cine como Rashomon y comentarla y compartir impresiones con los espectadores gracias, de nuevo, a la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, representada por su máximo responsable,Vicente Navarro,y por la Técnica de Cultura, Merche Boneta, y a la Biblioteca Pública de la localidad, con Gloria Perales a la cabeza.
La importancia en la Historia del Cine, así con mayúsculas, de Rashomon (1950) se puede medir simplemente a través la cantidad de películas y directores que se han visto influenciados por esa manera tan especial de utilizar la estructura fílmica, con tres líneas temporales que se entrecruzan constantemente, así como el resto de elementos que aportó al modo en que se contaban historias con una cámara.
Sin esta cinta Tarantino no sería quien es, no habríamos tenido Reservoir Dogs, Pulp Fiction, Jackie Brown o Los odiosos ocho, Oliver Stone no habría dirigido JFK de la misma forma y la magnífica Sospechosos Habituales, con su flashaback «mentiroso», ni siquiera habría existido. Y tantas y tantas más. Siempre se ha dicho que a la hora de llevar a la gran pantalla El hombre que mató a Liberty Valance John Ford tenía en mente la película de Kurosawa. Sin la misma figura del maestro japonés el cine de Steven Spielberg, Coppola o Scorsese no sería el mismo, ni el de Sergio Leone, que tuvo que rendir cuentas tras basarse en Yoyimbo para su primer spaghetti western, Por un puñado de dólares, sin pedir permiso, y lo más importante, ¿habría existido la saga de Star Wars si George Lucas no se hubiese encandilado con La fortaleza escondida?
Cinco años después del final de la segunda guerra mundial, de las terribles bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, en 1950, se estrenó Rashomon. Una obra maestra del cine que como tal, no solo no ha envejecido sino que lo que nos traslada tiene la misma vigencia, si no más, que la que tenía en el momento de su estreno. Pero no solo es importante por su discurso, lo que aportó a la forma de hacer cine fue tan relevante que marcó un antes y un después, por su original estructura narrativa y por una planificación, una composición de los encuadres y una utilización de la iluminación, usando únicamente luz natural, nunca vistas hasta entonces.
Akira Kurosawa comenzó a ser conocido fuera de las fronteras de su país, donde se recibían sus trabajos con auténtico entusiasmo, mucho más del que, de forma cainita, demostraba la prensa y el público japonés. El León de Oro, máximo galardón del Festival de Venecia de 1951, fue el responsable de esta tremenda repercusión internacional. Y el posterior Óscar honorífico concedido por la Junta de Gobernadores de la Academia a la mejor película extranjera estrenada en Estados Unidos en 1952 tuvo tanta importancia que se atribuye a Rashomon el mérito de haber conseguido que la Academia crease el Óscar a la mejor película extranjera.
Kurosawa es de ese tipo de directores que en lugar de dar todo mascado, de pontificar, de soltar un discurso prefabricado al espectador, le plantea interrogantes, apela a su espíritu crítico y le hace pensar y reflexionar sobre la condición humana. Se puede tachar esta forma de entender el cine de filosófica, pero es así como él afronta sus dudas sobre el ser humano y su comportamiento y las comparte con el público, pero dejando que sea este último el que saque sus propias conclusiones sobre lo que acaba de ver. Algo me dice que Clint Eastwood es otro entusiasta, como este que escribe, del cine del genio nipón.
Rashomon está basada en dos relatos de Ryunosuke Akutagawa, los titulados Rashomon y En un bosquecillo, que permiten extraer una doble lectura de la película teniendo en cuenta cada uno de los cuentos.
1.- Como alegoría de la situación del Japón de la posguerra mundial (Rashomon)
La puerta de Rashomon, en el Kioto del siglo XII, derruida, ruinosa, marginal, foco de violencia, rodeada de cadáveres, lugar de encuentro de criminales, bañada por la tempestad como 5 años antes del estreno de la película una lluvia negra tintaba trágicamente las fachadas de la ciudad de Hiroshima, simboliza ese Japón de posguerra, perdido, en busca de un rayo de luz en medio de las sombras al que asirse para mirar al horizonte y resurgir para volver a construir un futuro esperanzador.
2.- Como disquisición acerca de cómo se difuminan los límites de la VERDAD y la MENTIRA y el EGOÍSMO del HOMBRE, debido a una visión PESIMISTA y DESILUSIONADA del GËNERO HUMANO, que comparten tanto Akutagawa como Kurosawa. (En un bosquecillo)
A partir de cuatro testimonios, no del todo ciertos, el director nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de la condición humana. Ante la confusión de los personajes que se refugian bajo la puerta de Rashomon que analizan los hechos (un asesinato y una violación) a partir de lo que han declarado los inculpados y varios testigos, el escepticismo de Kurosawa encarnado en un maleante espeta al espectador: “Quédate con la versión más creíble y no pienses más en ello”.
Desde aquí os invitamos a recuperar una obra maestra que dejó huella por sí misma pero sobre todo como influencia de gran parte del mejor cine que ha venido después y cuyo discurso es perfectamente válido en el siglo XII, en 1950 o en los albores del siglo XXI.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright imágenes © Dalei Motion Picture Company, Warner Bros., Twentieth Century Fox Film Corporation, Lucasfilm, Live Entertainment, Dog Eat Dog Productions. Cortesía de Emon. Reservados todos los derechos.
muy buena critica, como siempre, te leo con mucho interės, muchas gracias!!
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Muchas gracias a ti, Serafín. Un placer contar con tu interés y tus comentarios.
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