Poesía sin palabras – Crítica de «La forma del agua» (2017)

Elisa está sentada en el autobús. Llueve pero ella sonríe. Su mirada se queda ensimismada con la tormenta que golpea el cristal. Dos de las gotas inician una vertiginosa carrera por la superficie pulida, jugueteando al ritmo de la evocadora música que acompaña el acrobático ballet. Se sortean con gracia y destreza. Si una sube, la otra baja, si una quiebra, la otra requiebra. Hasta que lo inevitable acaba por suceder. Chocan. Terminan fundidas en una única porción de agua.
De tan sutil y precisa manera Guillermo del Toro sintetiza, a través de imágenes (nada de palabras, como su protagonista, que se expresa mediante lengua de signos), el significado más profundo de todo lo que nos cuenta esta película.
Esa poesía visual convive con la textual (y enriquece lo escrito) desde el inicio de un guión que arranca con la voz profunda de Richard Jenkins que esboza un cuento que comienza en una casa sumergida en las profundidades marinas. La inigualable partitura de Alexandre Desplat extiende un halo de magia como una alfombra bajo cada una de las frases.
Ocurrió hace mucho tiempo, en los últimos días del reinado de un príncipe justo. En una pequeña ciudad costera. No sé si hablarles de Ella, la princesa sin voz. O tal vez quiera advertirles de la verdad de estos hechos, de la historia de amor y pérdida, y del monstruo que trató de destruirlo todo.
El Camelot de JFK marca la época. Estados Unidos, algún momento entre 1962 y 1963; un periodo convulso pero real en el que del Toro ubica esta fábula con la Guerra Fría al fondo. Una preciosa historia de amistad y amor entre seres marginados, desechados, incompletos, apartados por sus taras físicas o por su condición social, que se encuentran, se entienden y se complementan.
Amelie, Delicatessen, La ciudad de los niños perdidos. La estética y la banda sonora nos traen a Jeunet y Caro en un principio. Pero la propuesta se nutre de multitud de referencias y homenajes totalmente devotos y confesos por parte del director. La mujer y el monstruo principalmente, y con ella todas las reminiscencias a King Kong o La bella y la bestia (la de Cocteau). Pero en este caleidoscopio de cinefilia galopante se cuelan los musicales que alegran la vida de Elisa y su amigo Giles. La elegancia de Fred Astaire y Ginger Rogers, pero también el desparpajo de Carmen Miranda. El Peplum bíblico, el western mítico, con Duelo al sol, o guiños a Criadas y señoras en honor de la oscarizada Octavia Spencer. Tanto ella como Richard Jenkins repiten candidatura, al igual que la maravillosa Sally Hawkins, cuyo personaje, mezcla de dulzura y determinación, cautiva gracias a una luminosidad que hace de ella una mujer hermosa y etérea.
La perfección técnica de cada elemento que conforma este trabajo se ha puesto al servicio de una gran historia para parir un largometraje de inusual belleza, narrativa y plástica, solo comparable a la de los románticos versos que lo cierran.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright imágenes © Bull Productions, Double Dare You, Fox Searchlight Pictures. Cortesía de 20th Century Fox España, Hispano Foxfilms S.A.E.. Reservados todos los derechos.
La forma del agua
Dirección: Guillermo del Toro
Guión: Guillermo del Toro, Vanessa Taylor
Intérpretes: Sally Hawkins, Richard Jenkins, Michael Shannon, Octavia Spencer
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Dan Lautsen
Montaje: Sidney Wolinsky
Duración: 123 min.
Estados Unidos, 2017
Comparto lo de la poesía visual, se trata sin duda de una delicada composición visual y sonora de primeros planos (extraordinaria Sally Hawkins), fotografía, colores y efectos especiales. Sin embargo, la trama en sí es muy plana y apenas despierta interés. Ramplona y ñoña. Saludos.
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Gracias por tu contribución, Iván.
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Es cierto que la trama es sencilla, pero es una película muy disfrutable y emociona tanto por sus imágenes, su música, su mensaje. En general está muy bien realizada y buenas interpretaciones, además de los mencionados, no olvidar a Michael Shannon.
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Básicamente de acuerdo contigo, Manu. Aunque estarás conmigo en que Del Toro bordea en un par de ocasiones el abismo del rídículo. Estoy pensando sobre todo (spoiler) en la escena esa en la que la bella y el monstruo empiezan a bailar en un plató (que parece de los de la RKO en los años 30 para Mark Sandrich) como si fueran Ginger y Fred. Pero, curiosamente. aunque a mi juicio el fuerte del director mejicano no es la sutileza, salva este y otros momentos con sumo tacto y elegancia. Para mi, la mejor película en la carrera de los Oscars, aunque supongo que no arrasará porque este es el año del MeToo y le arrebatará unos cuantos de los importantes «Lady Bird»……Cosas de la corrección política, que no tendrían que mezclarse con los standards de calidad estético-narrativa…..
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Del toro….buf vi el tráiler…Es un diréctor ke hace pelis ke aveces me defraudan..Pero Kreo ke esta puede estar bien.saludos Manu haber si no estalla la última y tenéis suerte. Aperta
a los 4
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Acabo de verla con mi hermana y me ha parecido preciosa
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La banda sonora por lo menos, tiene que ganar el oscar!!! Me ha encantado!! Ya para no hablar de la fotografía…
Enhorabuena por la excelente crítica!!! 🙂
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Saludos desde Caracas Manu! completamente de acuerdo contigo, La Forma del Agua es poesía en movimiento, es sin duda alguna la mas plástica y visualmente mas armónica de las 9 nominadas a mejor película, sin entrar en discusión si es, o no, la mejor de todas, sin embargo, desde mi humilde opinión, lo meritorio de este film es que celebra la amistad, celebra las diferencias, celebra a los marginados y celebra el cine clásico de los años dorados como referencia fundamental al buen hacer del cine contemporáneo, y sobre todo, es una muestra elegante del cine fantástico que también puede dejar un mensaje a la tolerancia y conciencia de todos…
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Me encanta esta película, pero mi favorita al Óscar es Tres anuncios en las afueras y tengo otra película favorita que no ha entrado, incomprensiblemente, en mejor película, Yo, Tonya.
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concuerdo que three Bilboards… debería ganar, aunque también sobresalen por tener los mejores empaques, Call me by your Name, Darkest Hours y Phanthom Thread
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Phantom, corrijo!
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De acuerdo con tu reseña, me gustaría destacar el montaje de Sidney Wolinsky. Como las piezas de un delicado y preciso reloj . No voy al cine como me gustaría pero, al salir de la sala con la sensación de disfrutar de lo mejor, recompensa mis lagunas de buenas películas en el cine que es donde hay que verlas.
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Totalmente de acuerdo. El lugar para disfrutar de las películas es el cine. Gracias por tu comentario.
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Me ha encantado esta película. Después de leer tu crítica, tenía muchas ganas de verla pero no pude hasta ayer. Simplemente preciosa. Me ha dejado una gran sensación su final. Desde Midnight in Paris, no había tenido esa sensación de preciosismo artístico.
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