Los Oscar 2013 (y II)

LOS PREMIOS
Unos cuantos nombres propios surgen al echar un vistazo a los galardonados el pasado domingo. El primero de ellos es el de Ben Affleck. Cuando se anunciaron las candidaturas la ausencias en la categoría de mejor dirección tanto del propio Affleck como la de Kathryn Bigelow fueron la noticia más sonada. La de la directora se entendía bajo el prisma de la controversia política que había levantado su filme La noche más oscura. En cambio la de Affleck se podría leer como un desaire de la academia hacia un actor metido a director que no despertaba simpatías entre sus colegas (no olvidemos que los candidatos son elegidos por los miembros de cada gremio, en este caso los directores pertenecientes a la Academia de Artes y Ciencias del Cine). A partir de ese momento se produjo un espectacular efecto dominó por el que ARGO y el propio Affleck eran premiados en cada evento que se celebraba, desde los Globos de Oro, pasando por los BAFTA británicos y culminando con los de los Gremios de Productores y Directores. Este californiano hizo historia el pasado 24 de febrero. Tan solo una película había logrado el Oscar a la mejor película sin tener a su director entre sus candidaturas en los últimos 80 años, Paseando a Miss Daisy en la ceremonia de 1990, pero al ser la película con mayor número de candidaturas el premio tenía cierta coherencia. El merito de Affleck y ARGO radica en que no era la primera, ni la segunda sino la quinta película con mayor número de nominaciones. Enhorabuena para este gran director con una producción cinematográfica muy interesante, Adiós, pequeña, adiós fue su impactante debut y The Town (ciudad de ladrones) la confirmación de que aquella no había sido flor de un día. ARGO supone su consagración. Se le puede achacar cierto ataque de patriotismo que no deja entrever las zonas grises tirando a negras que puede haber en la política exterior y en la inteligencia estadounidense, como valientemente sí muestra La noche más oscura, pero que por encima de todo es una película redonda, desde el guión, que mezcla de forma muy efectiva la comedia en dosis adecuadas y el drama que encierra la trama principal, hasta el montaje, que magistralmente hace crecer la tensión a medida que avanza el metraje culminando en una secuencia antológicamente rodada y montada que probablemente es la que ha despejado las dudas a la hora de otorgarle el premio al mejor montaje, no lo puede negar nadie. Son tres Oscars (película, guión adaptado y montaje) que señalan los pilares básicos en los que se sustenta un filme. Los tres pasos en los que se narra la historia serían: el guión en primera instancia, la dirección y por último el montaje. Ya que habían olvidado incluir al director en su categoría, sí que los votantes fueron consecuentes con el resto de apartados que por definición deberían llevar a obtener el galardón a mejor película. Así pues parece una elección acorde a los premios concedidos durante la noche. Affleck subrayó en su discurso que lo importante no son los golpes que te dé la vida, sino levantarse, refiriéndose indirectamente a su etapa más oscura en la que coqueteó con el alcoholismo y de la que salió en gran parte gracias al apoyo de la que hoy es su mujer, la actriz Jennifer Garner.
Aquella noche de 1990 de la que hemos hablado nos lleva al segundo nombre propio de la noche, Daniel Day-Lewis, que consiguió, casualidades del destino, ganar su primer Oscar por la conmovedora interpretación del pintor y escritor aquejado de parálisis cerebral Christy Brown, en Mi pie izquierdo. El círculo se ha cerrado, de momento, con el que acaba de recibir por meterse en la piel de Abraham Lincoln, el tercero que atesora como actor principal, hecho que ningún hombre había conseguido hasta ahora, por encima de él, una grande del cine, Katherine Hepburn, ostenta el record con cuatro. Al recoger el premio de manos de Meryl Streep bromeó diciendo que estuvo a punto de no hacer el personaje de Lincoln porque le habían ofrecido interpretar a Margaret Thatcher y a Meryl Streep el papel del presidente estadounidense. El mejor chiste de la noche, sin duda.
El nombre de Hepburn nos lleva al otro acontecimiento que hizo singular la ceremonia de los Oscar de 2013. Una de sus cuatro estatuillas la consiguió, en 1968, por El león en invierno tras un empate con Barbra Streisand, protagonista de Funny girl y que curiosamente participó en la ceremonia del pasado domingo. Este hecho se ha producido en tan solo seis ocasiones. El reglamento de la Academia establece que si la diferencia de votos entre dos candidatos es de tres o menos se considera que hay un empate y se otorgan dos premios. En este caso el premio se compartió entre La noche más oscura y Skyfall en la categoría de Montaje de Efectos de Sonido.
Más allá de estas curiosidades un vistazo general al palmarés arroja una conclusión evidente. Los premios han estado muy repartidos y resulta muy, muy curioso que prácticamente todas las películas candidatas a mejor película se han llevado su pellizquito. Tan solo se fue de vacío Bestias del sur salvaje, la película que cubre el cupo de cine independiente que se cuela de rondón en los Oscar. Su premio fue la repercusión que tiene el estar presente entre las cintas candidatas. Este hecho da que pensar. A pesar de producirse una votación entre los casi seis mil miembros que tiene la Academia a lo largo y ancho del planeta todos los años se producen circunstancias más o menos “sospechosas” que hacen que a tal o cual película se le conceda algún premio menor para que no se vaya de vacío, a uno casi le da por pensar que no es fruto de la casualidad. Lo cierto es que esta atomización también es debida a la buena cosecha de cine que ha habido este año, aunque los galardones se han otorgado según los gustos de una institución típicamente estadounidense. Se ha tenido la gentileza de no dejar irse de vacío, por el qué dirán más que otra cosa, a la mejor película, para quien escribe, de las contendientes: La noche más oscura, su valentía y honestidad han levantado tantas ampollas en las altas esferas políticas que parecía condenada de antemano. El otro filme redondo de la noche era ARGO, así pues, dentro de lo caprichosos que puedan ser estos premios no han sido injustos, por una vez y sin que sirva de precedente.
En las categorías de interpretación además de Daniel Day-Lewis había otro nombre en boca de todo el mundo: Anne Hathaway. Su impresionante interpretación de “I dreamed a dream” en aquel eterno plano secuencia que le regaló Tom Hooper en Los miserables nos puso un nudo en la garganta y dejó aflorar alguna que otra lagrimilla. Su Fantine merecía el Oscar a la mejor actriz de reparto. Las otras dos categorías se presentaban mucho más igualadas. Una radiante Jennifer Lawrence, que tropezó con su vestido cuando salía a recoger su premio como mejor actriz principal, venció a la otra favorita, Jessica Chastain, a la que le pudo frenar la controversia que rodeo, como hemos comentado más arriba, a La noche más oscura. Aún así se trata de un galardón totalmente merecido, el único que consiguió El lado bueno de las cosas. Christoph Waltz era, con mucho, el mejor de los intérpretes de Django desencadenado y se hizo con el Oscar al mejor actor de reparto en una categoría muy competida y de gran nivel este año. Quentin Tarantino consiguió así mismo llevarse a casa la estatuilla correspondiente a mejor guión original. Su homenaje al western es modélico, cercano incluso a la obra maestra en sus tres cuartas partes iniciales, lástima de ese final enloquecido. A pesar de todo, parece un premio merecido.
La contienda en la categoría de mejor dirección tomó una deriva sorprendente ante las ausencias de Affleck y Bigelow y parecía tremendamente abierta al principio de la noche. Los premios a su fotografía y efectos visuales, espectaculares, unidos al correspondiente a la banda sonora dejaban a La vida de Pi y a su director Ang Lee en franquicia sobre Spielberg y su Lincoln, que en el momento de concederse el galardón solo contaba con el otorgado a su dirección de producción, hasta el año pasado llamado dirección artística. Finalmente, de forma coherente, el director taiwanés se llevó el gato al agua.
En película extranjera parecía estar todo el pescado vendido. Michael Haneke se creía vilipendiado por el Oscar que merecidamente arrebató El secreto de sus ojos a La cinta blanca y acudió a la ceremonia con el convencimiento de que la Academia le iba a compensar por su supuesto “error” de hace tres años. Tristemente para quien escribe así sucedió y Amor cumplió con los pronósticos no dando oportunidad alguna a la chilena No, merecedora sin duda del galardón, dicho esto con la reserva de no haber visto la canadiense War witch. La sempiterna manía de Haneke de meter el dedo en la herida y regodearse con ello he de confesar que me supera.
Otro premio injusto a todas luces fue el obtenido en la categoría de largometraje de animación por una película, Brave, que a pesar de un comienzo prometedor se diluía como un azucarillo en el agua, en detrimento de la magnífica ¡Rompe Ralph! El que sí se alzó con el galardón fue Paperman, la delicatessen en forma de corto de animación que acompañaba en su proyección en cines a la historia basada en las maquinitas de videojuegos. Su productora fue expulsada de la gala por lanzar avioncitos de papel con besos de pintalabios desde el anfiteatro, imitando al protagonista de su cortometraje.
Finalmente Adele, que había interpretado el tema principal de Skyfall en la ceremonia, se marchó contenta como unas castañuelas del Dolby Theatre con su Oscar bajo el brazo al igual que los responsables de una delicia de documental que narra una historia casi imposible, la del cantautor Rodríguez, su título: Searching for Sugar Man. Los que tuvieron que irse de vacío por desgracia fueron Paco Delgado, cuyo colorido vestuario para Los miserables quedó sin recompensa ante la vistosidad más fácilmente premiable de Anna Karenina, y la actriz australiana Naomi Watts, que representaba a Lo imposible, la película de Juan Antonio Bayona sobre el tsunami que asoló las costas de Tailandia.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
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«Argo» no me gustó porque me pareció muy superficial y esto era así porque los personajes estaban vacíos. Se preocupó más Affleck en que los personajes se parecieran a las personas reales que en construirlos como Dios manda. No vi en ningún momento la angustia que se supone que debían pasar los 6 atrapados, por ejemplo. Me daba igual lo que les pasara. Más aún, a alguno me apetecía que se lo cargaran. Luego el personaje de Affleck pone la misma cara toda la película. Fíjate si la vuelves a ver. Es como Bill Murray en «Lost in traslation». Y a eso le llaman actuar…
Y el final, no hay por dónde cogerlo. El suspense es de chiste. ¡Oh, vaya, justamente en el último segundo montan la foto del tío ese! ¿Te sorprendió?
Y luego, qué desperdicio con lo de los productores. Qué lastima, porque ahí había un filón, con esos personajes. Una lástima.
Eso sí, como en todo, hay cosas buenas. El comienzo está muy bien. Y, de Oscar, la escena de la criada en la verja de la casa, cuando van aquellos a preguntar por los invitados del embajador.
La sensación general que me quedó de la película es que podría haber sido muy buena, partiendo de la idea.
Un abrazo.
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Yo vi Argo en Donosti, en septiembre del año pasado y me gustó, realmente. Affleck cuando se dirige a sí mismo no gesticula, ni fuerza como en otras películas. Que puede que se pase toda la película aplicando el Efecto Kuleshov, es posible, pero a mí me funciona tanto en The Town como aquí. Está claro que la película tiene todas las convenciones del cine clásico, entre ellas unas cuantas que nombras por ahí, como el tema de la foto, pero me parece un recurso perfectamente válido. Que se podría haber hecho de otra forma y con otro estilo, está claro, pero la película no engaña, juega a eso desde el principio y yo decido entrar en ese juego. Que La noche más oscura es la película más valiente, mas intensa, más perturbadora y más redonda de las que optaban al premio, para mí está más que claro. Pero el Oscar a Argo es algo lógico si se conoce como funciona la Academia. ¿Si yo se lo hubiese dado? No. Pero hace tiempo que llegué a la conclusión de que los Oscar son unos premios caprichosos que se conceden por colegueo o por haberse trabajado una campaña efectiva, así que no voy a sufrir por que se lo den a esta o a aquella película. Ah, por cierto, el plano de Bryan Cranston cuando recibe «la noticia», sin que medien palabras, simplemente ver su cara y esa expresión,eso sí que me parece lo mejor de Argo.
Un abrazo, Juan Ig.
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Hola Manu,
A propósito de tu genial artículo sobre los oscars 2013 II, me gustaría hacerte un par de preguntas.
1) ¿Qué te pareció Lincoln? ¿La pondrías dentro del «top» de los mejores films de los últimos años?
Te lo pregunto porque a mí me pareció excepcional. Al margen del soberbio papel de Daniel Day-Lewis, hay unos secundarios de lujo (No entiendo por qué se ha dicho que Sally Field sobreactuó. Representa perfectamente el sentimiento que tiene una madre ante la pérdida de un hijo), visualmente es perfecta y tiene un mérito enorme que el rodaje, casi exclusivamente, haya sido en interiores, manteniendo la tensión de la trama durante 2h y media.
2) ¿Qué aspectos tiene en cuenta la academia para elegir al mejor director?
A parte de la “injusticia” de ni siquiera nominar a Affleck (sobre todo leyendo tu perfecta conclusión sobre los dos pilares donde se apoya la mejor película; Guión y director), no sé qué características o méritos pueden inclinar la balanza en favor de un director. Por ejemplo en el caso de Ang Lee sobre Spielberg.
Saludos y gracias por seguir deleitándonos con otra crítica más.
Paco.
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A mí Lincoln la primera vez que la vi me dejó un sabor agridulce. He de decir que las circunstancias en las que vi la película influyen, pero bueno. Era en versión original subtitulada, que dado el argumento hay que estar tremendamente concentrado en la primera hora de película para no perder el hilo y eso, a las 4 de la tarde que es cuando la vi, cuesta un poquillo. La he visto recientemente doblada y ha mejorado mi opinión sobre ella, se disfruta más en su segundo visionado, pero soy de los que piensa que teniendo una secuencia genial que explica todo el debate filosófico-político sobre la decimotercera enmienda y la libertad y la igualdad, se podría haber aligerado muchísimo esa primera hora. Me refiero a la secuencia de Euclides que compendia en unos minutos de manera genial todo lo que se ha dicho antes. Y luego, por otra parte yo habría terminado la película con Lincoln alejándose por el pasillo de su casa.
Sally Field, desgraciadamente para ti, sí que me parece un pelín sobre actuada. Eso sí, la hora y media final de la película me parece fascinante: ese juego político en el que Lincoln se mueve como pez en el agua y los personajes de Tommy Lee Jones y los de los «conseguidores» de votos, sobre todo el de James Spader me parecen geniales.
En cuanto a la categoría de mejor director, no te vuelvas loco. Los Oscar son unos premios caprichosos, votan a quien les apetece, no hay que sufrir por eso. Las nominaciones las votan los miembros de cada miembro, esto es los directores que pertenecen a la Academia, y luego ya el Oscar, la votación entre los cinco candidatos lo votan todos los miembros de la Academia. Así que a Ang Lee lo votaron los 6000. Y si la mayoría de ellos habían dado ya 3 Oscars a La vida de Pi es lógico que también votasen en mayor número al Taiwanés.
Y por último, tres pilares, tres, no te olvides del montaje, tan importante como un buen guión y una buena dirección. Esas son las tres fases en que se escribe una película, primero sobre el papel, guión, luego con imágenes, dirección, y finalmente, se reescribe de nuevo cuando se monta.
Un abrazo.
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Muchas felicidades de nuevo Manu por la segunda parte de este articulo y a los que estan contribuyendo también a enriquecer este blog (Juan y Paco).
Yo no tuve ocasion de ver Argo, pero vi The Town; me encantó el personage de la Directora de Banco y la intriga que lleva la pelicula hasta que no se da cuenta que justo Ben Affleck (con el que pasa lo que pasa) es uno de los cabezillas del atraco (creo que llevaban mascaras de pallasos) a su banco y creo que todo por un tatuage. Cuando la ví me intrigó peró no la consideré muy probable en la vida real, eso al salir de un cine de Barcelona, aunque luego reflexionandolo te das cuentas que acontecimientos mas increibles pasan (solo hay que ver el telediario). Tengo que ver Argo apenas me lo permita el tiempo de mi trabajo, a ver si la lleva al cine de aquí «La Associació del amics del Cine»…cuyo promotor es tambien mi jefe.
A parte de esto quiero corregirme porqué en un comentario pasado le canvié el titulo a una pelicula de Sophie Marceau( con lo que la admiro!)que pasó de ser a «la boum», la fiesta a «the boom» lo que relamente fué a la época, es que la conocia por «Il tempo delle mele» en italiano y al escuchar un reportage en francès me lié.
Y con que lo mio es la música, os dejo con lo que en el fondo a mi me gusta mas de toda las peliculas seleccionadas para estos oscar 2013 y es la canción de la Banda Sonora de Los Miserables, con una grande interpretacion de Anne Hathaway «I dreamed I dream» y con eso me quedo y con la piel de gallina.
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Ayer por fin pude ver Argo en el cine de Ribes de Freser; como en la de “The town” del mismo director ( aunque en este caso ya avisaran al principio de la película que està basada en hechos reales y históricos a partir del 1979) de pronto pensé que no era real y que lo de rodar una película de exteriores para salvar a los seis rehenes era ciencia ficción por no decir absurdo y que lo de las mascaras (payasos en “The Town”, personajes de fantasía o monstruos en “Argo”) le gusta mucho al Ben Affleck. El punto de humor que se refleja en el personaje del responsable de maquillaje està bién.
Pero a medida que la película avanzaba me atrapó cada vez mas, sobretodo des de que el Sr. Mendez se dirigió al embajada de Canadá en Irán y les propuso a los seis rehenes de formar parte del equipo que rodaba la película y como puso a riesgo su vida por esto aún teniendo un hijo.
Hubieron dos momentos adrenàlinicos para mi: el del paso del coche con los rehenes a través de la manifestación antes de llegar al Bazar y el momento en que, cuando por fin entraron en el autobús par dirigirse al avión, las marchas quedaron atascadas durante unos segundos que se me hacían interminables; estaba agarrada al asiento hasta que el avión no despegó y la azafata no anunció que dejaban el espacio aéreo Iraní; el aplauso en el cine que estaba casi lleno lo decía todo.
Me gustaron todos los actores, cada uno con su personalidad, el Ben Affleck es natural pero siempre mantiene la misma expresión y parpadeo de ojos cuando tiene que demostrar emoción o nerviosismo; durante el resto del tiempo estaba con la cara seria todo el rato, cosa que para la situación era muy apropiada.
La banda sonora también apropiada http://www.youtube.com/watch?v=0XW51nBS3Fc , no es innovadora pero es adecuada al ritmo y tema de la película.
¡Pero en el conjunto me ha gustado y bastante!
¡Enhorabuena a Ben Affleck como director!
Y enhorabuena a Manu Zapata por haberlo recordado en La Noche de los Oscars.
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